martes, 4 de junio de 2013

UN POQUITO DE HISTORIA...

Para que tengamos conciencia sobre cómo han ido evolucionando las cárceles a lo largo del tiempo en esta entrada he realizado un breve resumen sobre ello.
A lo largo de la historia nos hemos encontrado con cárceles, calabozos o incluso mazmorras en donde se metían a presos, pero a medida que ha ido pasando el tiempo y la sociedad ha ido cambiando las cárceles también han ido evolucionando hasta convertirse prácticamente en sociedades marginales aisladas completamente de las ciudades.
Siempre ha existido la necesidad de castigar a aquellas personas que han practicado conductas “antisociales”; pero las formas en que estos castigos se han llevado a cabo varían según las épocas y las funciones que tenía la cárcel en cada momento:
·                     Antigüedad  la cárcel tenía una función de retención de los presos hasta ser castigados, y servía también para obtener confesiones (torturas).
·                      Edad Media  la función de la cárcel pasa de ser lugar de custodia a lugar en el cual se cumple la pena privativa de libertad (siglos XVI y XVII).
·                     El Sistema Celular de Filadelfia y el Sistema Auburn (siglo XVII) la función de la cárcel es el lugar donde cumplir la pena privativa de libertad y de reflexionar sobre el delito cometido.
·                      La Ilustración (siglo XVIII) la función de la cárcel es la rehabilitación de los presos. Tres autores destacan en esta época: Beccaria, Howard (humaniza la cárcel y sienta las bases del sistema penitenciario actual) y Bentham.
·                     Finales del siglo XVIII  y principios del XIX  la función de la cárcel pasa a ser la corrección del culpable, garantizar la seguridad, aislar al delincuente y el escarmiento. Se impone definitivamente la privación de libertad como pena, y se concibe la cárcel como el gran invento social.

·                     Siglo XIX  la cárcel comienza a ser un lugar de readaptación, aunque para algunos autores su función preventiva y de defensa social


María Vadillo García-Borruel.

No hay comentarios:

Publicar un comentario