domingo, 17 de marzo de 2013

LAS DROGAS EN PRISIÓN


Más de la mitad de los presos consumen drogas en las cárceles españolas. La falta de actividades de ocio que tienen los presos, sumado al estado de ansiedad en el que se encuentran suele conducirles al consumo de drogas de cualquier tipo como forma de evasión. Muchas de las personas que entran en la cárcel tienen un contacto con la droga anterior al internamiento pero al encontrarse sin nada después de haber perdido sus motivaciones, metas y expectativas de futuro caen en la drogadicción y a su vez en un ambiente de ilegalidad (aún dentro de la cárcel) del que raramente consiguen salir. La cifra de la población reclusa drogodependiente es del 54% y el tipo de drogas que toman va desde benzodiacepinas (tranquilizantes), heroína o hachís hasta cocaína.

El problema de las drogas en prisión no se limita a los problemas que acarrea su consumo, existe un círculo vicioso que se autoalimenta en las instituciones penitenciarias entre los propios consumidores y las mafias que se forman para mantener el consumo y para la introducción de sustancias.

Parece que las prisiones son caldo de cultivo para el consumo de drogas, sin embargo, las medidas para evitar que entren drogas en la cárcel son insuficientes. En los controles de acceso a la prisión por donde entran familiares y presos de permiso, las máquinas detectoras de estupefacientes se activan sólo si hay sospechas. Además, estas máquinas no detectan si la droga va dentro del cuerpo. Por otro lado, los jueces no dan permiso para utilizar rayos-x porque esto afectaría a la salud de los internos. Algunas cárceles disponen de módulos terapéuticos donde los presos se vigilan unos a otros para no consumir, pero son pocos los que asisten a estos módulos ya que los tratamientos son muy duros. Como resultado de la drogodependencia nos encontramos con muchas enfermedades que se ven acentuadas por la falta de higiene y de personal capacitado. La más común y preocupante es el SIDA. Sólo en el año 2001 en las cárceles españolas 37 personas murieron a causa de esta enfermedad.

Irene Ruescas Fernández


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